viernes, 13 de julio de 2012

Brancusi es el más grande de los innovadores del lenguaje escultórico. En sus obras hasta 1910 se acerca al cubismo. Pero poco a poco va uniendo formas cubistas con enfoques expresionistas. De momento Brancusi no acepta el arte no figurativo y el punto de partida es siempre algo real, así como tampoco acepta la escultura abierta y sus volúmenes son siempre cerrados.

El expresionismo es, lo mismo que en la pintura, una constante del lenguaje escultórico, los artistas descubren pronto la intensidad expresiva de las deformaciones y el vitalismo de los gestos crispados. La tragedia de la Segunda Guerra Mundial provoca una vuelta  al expresionismo. Los escultores insisten en las deformaciones y en los gestos de angustia, o en las formas geométricas gesticulares, Alberto Giacometti investiga en las metamorfosis expresionistas, como en su figura AltaE. Valdearcos.

En esos años adquiere gran difusión la obra de una figura cumbre, el inglés Henry Moore. Influido por todas las vanguardia, si obra alcanza madurez a partir de 1935. Su humanismo se concreta en una serie de temas recurrentes: Grupo familiar, la maternidad, el guerrero herido, personas echadas. La figura es tratada como si fuera arquitectura, adquiere un aire monumental, incluso cuando es de pequeño tamaño. Su arte se mueve hasta la abstracción, la figuración  y la semifiguración.

Henry Moore:






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